Aceptar sí, pero con sentido
La aceptación es un conjunto de comportamientos, una filosofía y una predisposición. Pero sólo tendrá sentido si está alineada con nuestros valores, con nuestro propósito. Si no, no sirve de nada.
Eso de que hay que aceptarlo todo me parece peligroso, sobre todo a la hora de poner ciertos límites a personas o a comportamientos.
Por otro lado, me gustaría enfocar la aceptación hacia nuestras emociones y pensamientos tal y como son y no necesariamente a lo que ocurre fuera. Me explico:
Las emociones y pensamientos son la sumatoria de nuestra historia de aprendizaje junto al presente y nada de eso puede cambiar. Entonces, ¿de qué sirve luchar contra todo eso? Ya existe y punto, no es tu culpa. Sal del bucle de la lucha.
Lo que ocurre en nuestra mente es diferente a lo que ocurre fuera de nuestra mente o que tiene que ver con ciertas situaciones o personas. Estas podremos aceptarlas o no, ya irás viendo tú.
El primer paso del cambio viene desde la aceptación
Aceptar que algo no te gusta es imprescindible para cambiarlo. Por eso, que no te vendan la moto sobre el conformismo. No tienes que aceptar todo lo que ocurre en tu vida, pero sí te recomiendo todo lo que ocurre en tu mente.
Una vez aceptas y, más interesante, integras algo que no te gusta como parte de tu vida, puedes tener dos opciones:
Cambiar
Continuar
Pero es que continuar también implica cambio, porque tal vez cambie la forma en la que interpretas eso que ocurre. Tal vez le des un significado distinto cuando entiendas que para hacer muchas de las cosas que te importan, necesitas vivir ciertas experiencias desagradables.
Vigila tu lenguaje
Veo constantemente a personas que hablan sobre la aceptación o sobre cómo aceptan X. Sin embargo, hay sutilezas en el lenguaje que nos indican lo contrario. ¿Cómo hablas de tus emociones? ¿Cómo hablas de tu pasado o de las cosas que te duelen?
Cuida la evitación camuflada de aceptación, porque si hablas con enfado de alguien que en teoría no es importante para ti, tal vez tengamos que replantearnos las cosas. Diferente es que tengas enfado, lo reconozcas y no lo alimentes.
Te propongo un pequeño ejercicio para que moderes tu lenguaje.
Cambia el PERO por una Y
Fui con unas personas
peroy tuve ansiedadMe fui a dar un paseo
peroy me dio perezaVi a esa persona
peroy me puse triste
Con esto la magia de la aceptación no llegará de golpe y porrazo, pero por lo menos empezarás a cuestionarte cómo hablas de lo que sientes y piensas.