Ya están aquí todas las comidas y cenas de navidad.
Ya están aquí todos los debates sobre qué hacer.
Ya están aquí todas las dudas sobre regalos, planes y organizaciones.
¿Y lo importante? ¿Se duda de eso?
Micropasos y microdecisiones
El otro día fui a casa de una amiga y tenía un puzzle de La gran ola de Kanagawa sin hacer encima de una mesa. Ya lleva un tiempo con él ahí, pero dice que le cuesta ponerse.
Yo, que tengo un claro problema con todas las actividades que implican construir, fui como un mosquito hacia la luz y me puse a hacerlo. Tal vez de una forma un poco compulsiva.
Éramos un grupito y, mientras charlábamos, yo buscaba piezas, pero sin dedicarle mucha atención. Como quien come pipas.
Lo anecdótico de esto, fue que cuando ya estábamos a punto de irnos, todas mis amigas vieron el puzzle y, con cierta ansiedad, se pusieron también a construir, a montar piezas. Pero ahí fue cuando todo empezó a enredarse un poco. Comenzamos a debatir sobre cuál era el mejor método para resolver el puzzle.
Cuando te metes a resolver algún asunto, tu mente activa los subtítulos del perfeccionismo y empieza a cuestionar si lo que estás haciendo o a punto de hacer es lo mejor.
Aunque me gusten mucho, yo no he hecho muchos puzzles en mi vida. Y seguro que hay una forma superestratégica de montarlos. Pero lo valioso de ese momento fue vernos al grupo teniendo un momento divertido y anecdótico. ¿Qué más da si el caos reinó en ese proceso?
Por suerte no hubo drama y nadie discutió por la mejor forma de construir el puzzle.
Dudar en lo importante
Me gusta dudar en lo importante y quiero intentar hacerlo más. No quiero dar por hecho todo, mucho menos mis creencias.
No dudar sobre tu propio comportamiento puede ser un síntoma de rigidez y eso podría traerte muchos problemas. El ciego que no quiere ver no es que no quiera, es que no ha APRENDIDO a cuestionarse qué es lo que quiere o no.
El sincericidio, por ejemplo. Que es esa movida de decir la verdad siempre, tiende a verse en muchas personas que dicen:
“Yo es que digo las cosas siempre, a veces peco de sincero.”
Los adverbios siempre y nunca me dan alergia. Pocas veces he visto que hacerles caso salga bien. Comportarte “siempre” igual es una forma de ahorrar energía y es normal que lo hagas, encima, si pararte supone preguntarte si estás siendo un poco gili**llas. Pues ya sabes. :)
No llevar la razón, duele. Aún más cuando quien te hace verlo es otra persona…
Yo te animo a dudar de tu mente, a dar ese pasito atrás y como mínimo observar tu comportamiento. No tienes que demostrarle nada a nadie, no tienes que proteger tu identidad. Y, si hay alguien que podría aprovecharse de tu humildad mientras reconoces un error, tal vez también tengas que dudar sobre la relación que mantienes con esa persona.
¿Cómo saber si dudo adecuadamente?
Empezar a hacerse esa pregunta en sí, ya me parece suficiente. Pero aprehender (con h) esto, puede ser el objetivo de tu vida.
Es posible que la duda sea una estrategia de evitación ante los miedos que te provocan los posibles errores. Querer tomar la mejor decisión siempre puede ser una trampa. A veces necesitamos dejar que los errores nos enseñen.
Si es tu caso y tiendes a dudar mucho, puede que tengas que observar esa emoción de raíz que te hace dudar. Si te ves dudando siempre ante lo mismo, tal vez sea hora de no darle tanta importante, está claro que eso que intentas resolver no tiene una posible solución…
Está bien que te des unos minutos, pero si no eres capaz de avanzar absolutamente nada en 2 minutos, probablemente estés rumiando.
Yo aquí no hablo de una duda “patológica” (qué fea esa palabra). Si tuvieras algún problema serio con las dudas, tal vez debas ir a terapia.
No puedes vivir plenamente mientras te lo cuestionas absolutamente todo. Nos toca aceptar esta vida imperfecta, llena de errores y fracasos. ¿Qué feo dicho así, verdad?
Nos toca agradecer lo extraordinario que es estar vivos y que tenemos la posibilidad de dudar y cometer errores. Te aseguro que no todo el mundo tiene la posibilidad de dudar…
La pregunta es, ¿estoy descuidando algo verdaderamente importante mientras me enredo en una duda superflua?
Y aquí te contesto con lo mismo del principio, que te lo preguntes podría ser suficiente. Intenta hacer eso en el momento presente y actúa con consciencia.
En el programa de productividad consciente dedicaremos una sección a la duda. Recuerda que aún hay plazas abiertas. Escríbeme si tienes alguna “duda”.