Últimamente, me sueltan mucho en consulta esto de “no veo para qué sirve tanto esfuerzo”.
La paradoja es que también he visto a personas esforzándose muchísimo sin plantearse el para qué de todo eso.
Cualquiera diría que todo el mundo se esfuerza por tener X motivaciones, ¿es siempre así?
¿Tú tienes claro por qué te esfuerzas tanto?
Si te paras ante un semáforo antes de cruzar un paso de cebra, probablemente no pienses: “el semáforo está en rojo, no voy a cruzar por si me matan”. Simplemente, lo haces y punto. Pero si te pregunto tus motivos, me dirías lo anterior.
Y así un poco con todo: con el trabajo, el gimnasio, las reuniones de amigos, los estudios…
Lo haces, pero no estás pensando “qué guay esto que estoy haciendo, lo voy a seguir haciendo toda mi vida”. Por lo menos no todas las veces…
Aun así, cuando NO haces alguna de estas cosas, sí que estás esperando que te venga ese pensamiento con forma de motivación.
No todos los momentos son heroícos
Muchas personas me dicen en consulta que tiendo a motivarlos, que después de una sesión salen con ganas de hacer cambios y eso está guay. La terapia puede servir para eso, pero no exclusivamente…
Un momento heroico es ese que tienes el 31 de diciembre antes de las uvas cuando le dices a todo el mundo que dejas de fumar mientras tiras todos los cigarros a la basura.
Pero no siempre pueden darse porque la vida tiene cambios y desavenencias (vaya palabro). Si por lo que sea tienes mucho lastre emocional encima, la posibilidad de un momento heroico se reduce y no podemos esperar a que todas las sesiones tengan esos momentos heroicos.
Si esa motivación inicial que puede ayudarte a comenzar algo se ve imposibilitada, lo más probable es que todo siga igual y sigas esperando a que algo cambie (normalmente algo interno). Pero resulta que lo único que podría cambiar está en tu mano, pero tu mano no se mueve sin esa motivación.
Al principio me da pereza, pero luego siempre me alegro
¿Te suena esa frase? Es clásica y la he escuchado en un montón de contextos, hasta en el dentista.
Luego le preguntas a esa persona los motivos de su alegría y más o menos tendrán sentido. Pero, ¿serán esos, o se alegrará simplemente de tachar una tarea más en su lista?
El esfuerzo en sí mismo se percibe como una recompensa en nuestro mundo, por eso si no consigues “esforzarte” sentirás juicio ajeno y propio. Exacto, si no haces lo que querías, te sentirás mal por no hacerlo y por ser ese tipo de persona que no se esfuerza. (?)
Toda conducta se mantiene por evitar o conseguir algo. Puede que no tengas claro el qué o que no lo verbalices. Pero ya te digo yo que, si sigues sin alcanzar un logro tan deseado, es por algo. Y tú no tienes la culpa.
No puedes tener la culpa de no estar percibiendo las consecuencias de tu cambio sin que este se haya dado. OJO QUE ESTO ES MUY IMPORTANTE PERO ME VA A COSTAR EXPLICÁRTELO.
Momento café
Lo que estoy sintiendo ahora mientras escribo con un café es bastante agradable y si dejo de escribir, probablemente sienta cierta frustración por no terminar. ¿Podría haber sentido estas sensaciones antes de escribir? Pues no.
¿Puedes sentir a qué sabe una tarta si no te la estás comiendo? Tampoco.
¿Por qué escribo y por qué te comes una tarta? Pues porque la evocación del recuerdo de eso que sientes al comerte una tarta es suficiente para que planees hacerlo, igual que yo lo hago con esta newsletter. Pero no se parece en nada a lo que sientes realmente…
Es por eso que el para qué de lo que hago, suele encontrarse después. Aún más en aquellas proezas completamente nuevas.
Si no te has comido jamás en tu vida una tarta de zanahoria, aparte de ser una persona muy desgraciada, lo más probable es que no tengas tantas ganas de ir a esa cafetería donde la preparan tan bien.
Al principio nos movemos a ciegas entre toda esta incertidumbre y sin sentido.
Porque puede que yo vaya a esa cafetería por la tarta y siga yendo por el servicio, cuando a priori no es lo que buscaba.
Estas sorpresitas de la vida son súper frecuentes y, como es evidente, no puedes planear tus propias sorpresas.
Para que la vida te dé sorpresas, tienes que estar en ella.
Y para que se dé un cambio dentro de ti, tendrás que hacer cosas fuera. Porque, como siempre digo, "el cambio viene de fuera hacia adentro” y no al revés.
Esta semana no hay episodio :(
No he podido sacar tiempo y para forzar la máquina, prefiero dejar esta semana de reposo. Volvemos en la próxima edición con audio. :)
me ha encantado, especialmente tres cosas:
la foto de la baraja
la frase "Para que la vida te dé sorpresas, tienes que estar en ella." (igual que cuando nos suscribimos a esta newsletter, a ver qué nos aporta, pero si nunca la hubiéramos leído o escuchado el podcast por peimera vez no sabríamos si nos aporta algo, y es genial cuando lo entiendes al fin, sobre todo si tienes muchos problemas de anticipación)
y también que no hayas hecho episodio de podcast; me encanta ver creadorxs de contenido q respetan sus ritmos; en un mundo con tantos mandamientos sobre cómo hacer las cosas, es necesario ver modelos que prediquen con el ejemplo, que siempre es mas difícil, y tener referentes que nos aporten estas formas de afrontar el trabajo ( remunerado o no)
la coherencia entre lo dicho y lo hecho... es algo que me encanta de este espacio :)
gracias, de corazón
un abrazo Darío