La metáfora de la simulación para anclarnos al momento presente
Y un ejercicio práctico para atender al momento presente
Más de uno y más de una sabréis que me encanta la ciencia ficción y la física, pero lo que quizás no sabéis es que me parecen fascinantes las hipótesis tan locas que se crean en física teórica. Una de ellas fue la del solipsismo temporal o simulación del presente.
Una hipótesis que sostiene que solo existe el presente y que tanto el pasado como el futuro son construcciones generadas únicamente en la percepción consciente del ahora. ¡BOOM!
Esta idea me pareció muy loca, pero también muy útil cuando trabajamos la atención al momento presente.
La metáfora de la simulación
Por un momento deja que tu imaginación fluya; aleja el juicio y únicamente prueba a divertirte con esta idea.
Nota el presente tal y como es mediante tus sentidos…
Trae al momento presente los recuerdos del pasado. ¿Dónde están? Esos recuerdos se generan aquí y ahora. Vale, esto probablemente es cierto según las neurociencias.
Ahora intenta imaginar el futuro. ¿Dónde está? Tampoco existe, pero aun así puedes sentirlo. La mente es increíble.
¿Y si… nada pudiera existir? ¿Y si lo que vives solo necesitara existir en el momento presente inmediato? ¿Y si en cada instante se generara esta experiencia del presente?
El pasado sería simplemente una ilusión que también existe en este instante.
Piénsalo, ya no tienes por qué sostener todo tu pasado o tu futuro; es el presente lo único real e importante.
Y no hablamos exclusivamente del presente llamado "hoy", sino del presente llamado "ahora". Los recuerdos que tienes de haber salido de la cama también forman parte de esta ilusión.
El pasado y el futuro sólo existen cuando lo observas
Según la Relatividad General, tampoco existiría un flujo del tiempo; sería nuestra percepción la que se mueve de forma subjetiva a través de esta línea. Pasado, presente y futuro existen simultáneamente en una estructura fija.
Es decir, la percepción del tiempo podría ser otro fenómeno emergente más de nuestra propia mente. Y esto también me parece loquísimo.
Que seamos capaces de señalar el pasado o el futuro es muy útil para organizar nuestras narrativas. El ser humano piensa y recuerda en forma de narrativa, por eso nos atraen tanto las historias.
Pero aunque sea una habilidad muy interesante, a veces se nos puede ir de las manos cuando notamos demasiado pasado o futuro en nuestro presente.
Ahí sí que parece que todo ocurre a la vez, ¿eh?
Como cuando estás dando un paseo por la playa y de repente aparecen recuerdos de algo que no te gusta y te distraen.
Ejercicio de la línea del tiempo
Y para cerrar esta locura de newsletter que he disfrutado tanto escribiendo, os voy a dejar un pequeño regalo.
Es una técnica que aprendí en el libro Sal de tu mente y entra en tu vida, de Steven C. Hayes, que se presenta como una iniciación a la práctica de mindfulness.
Dibuja en un folio el siguiente esquema:
(También puedes imaginártelo sobre cualquier superficie, como tu pierna.)
Parte 1
Sitúa el dedo en el centro y dedica un tiempo a categorizar el momento temporal en el que ocurren tus pensamientos. Si viene un recuerdo de ayer, mueve ligeramente el dedo a la izquierda, pero si viene un recuerdo de tu infancia, muévelo mucho más hacia la izquierda.
Haz lo mismo si son pensamientos de un futuro posible. Si son juicios sobre el presente, a mí me gusta mover el dedo ligeramente hacia la derecha.
Y si lo que vienen son experiencias relacionadas con el presente, como lo que puedas percibir a través de tus sentidos, pon el dedo en el centro.
Dedica unos minutos a ir moviendo el dedo para saber dónde te encuentras.
Parte 2
Ahora que has aprendido a localizar la procedencia “temporal” de tus pensamientos, prueba a llevar tu atención siempre al presente mientras también mueves el dedo.
Es decir, si notas que tu mente se va hacia un pensamiento de ayer, mueve el dedo hacia la izquierda suavemente y luego vuelve a llevarlo al presente.
Lo que debería ocurrir es que intentarás percibir el presente a través de tus sentidos, y constantemente tu mente irá trayéndote pensamientos de otro momento. Por lo tanto, tu dedo no dejará de moverse.
Porque el ejercicio no tiene tanto que ver con mantener el dedo siempre en el centro, sino con aprender a darnos cuenta de dónde está nuestra atención y llevarla con suavidad al momento presente. Una y otra vez.
Buenísimo!
Genial