El 8 de noviembre tenemos el evento de Psicoflix en Málaga y mi cabeza ya se ha puesto a pensar en lo que quiero contar. Como suelo hacer, utilizaré esta newsletter para cristalizar ideas. :)
Mientras escribo esto, ya se ha vendido el 50 % de las entradas, pero te dejo el enlace por si todavía quedan plazas. Seguro que lo pasaremos genial. :)
Las palabras guían, pero no mucho
A todos se nos llena la boca al decir que lo verdaderamente importante es vivir con propósito; una vida guiada por valores.
Que si consigues tener más acciones valiosas en tu día a día, tu vida será mejor. Independientemente de si sientes ansiedad, miedos, tristeza, pereza o lo que a tu mente le apetezca.
El problema es que, a veces, nos perdemos un poco y nos cuesta saber qué queremos en la vida.
Ahí entran, primero, las palabras.
Nos hacemos preguntas, repasamos esos momentos más “felices” de nuestra vida. ¿Qué estábamos haciendo? ¿Cuáles eran las cualidades de nuestra forma de actuar?
Y, poco a poco, vamos encontrando términos que se aproximan para definir esa vida con propósito de la que todo el mundo habla.
Por ejemplo: una vida en la que trates con amabilidad a quienes te importan, te expreses con libertad y también seas capaz de explorar con curiosidad las distintas sorpresas de la vida.
Las personas más avispadas habrán visto que he definido tres valores utilizando la fórmula verbo + adverbio. Es un ejercicio habitual para acercarnos a los valores de alguien. Ahora bien, ¿basta con esto?
Ya sabes que no.
Aquí es donde entra tu experiencia
Como decía al principio, cuando intentas explicar esos momentos en los que sentiste verdadera coherencia, empiezan a surgir dificultades para definirlos. Como si eso de “cuidar con amabilidad” ya no fuera suficiente, porque también sientes compasión o necesitas cuidar a la gente de un modo más táctico para sentirte mejor. Quién sabe…
Lo que vengo a decir es que, cuando actúas desde tus valores, puede que no sepas describir con palabras tu propia experiencia. Puede que peques de perfeccionismo y quieras construir la mejor definición posible de tus valores. Pero no podrás…
Las palabras ayudan (y mucho), pero no bastan. Necesitas contrastarlo todo con tu experiencia, con tu verdadera brújula interna. Esa que siempre te ha señalado: por aquí sí o por aquí no.
Y sí, es posible que a veces esa brújula se resienta; por eso, en consulta invito tanto a con(tactar) con todas esas experiencias de la forma menos verbal posible, para ir, con suavidad, recalibrando nuestra brújula.
Sostén las palabras con ligereza. A veces pueden nublarte la experiencia.