Era un 2017 en el que Nacho (el otro de
) hablábamos sobre los beneficios que tenía el Minimalismo.Para nosotros era, paradójicamente, una vía hacia la productividad, el ahorro y el enriquecimiento. Todo mal.
Pero, por suerte, a lo largo de todo el programa fuimos dándonos cuenta de qué parecía ser el Minimalismo. Si quieres descubrir una versión previa al Darío que te está escribiendo, puedes escucharme aquí.
Yo hoy voy a hablarte de minimalismo y de los espacios en el día a día.
Una filosofía minimalista
El minimalismo es un estilo de vida que normalmente se ha relacionado más con la estética que con otra cosa. La frase que puedes poner como titular para describirlo es la de: menos es más.
Este documental ha calado a mucha gente y yo creo que mal del todo no está, aunque críticas podemos sacarle hasta a una piedra.
El minimalismo surge como corriente en contra del consumismo hipercapitalista que nos inunda y dirige nuestro comportamiento. Que escriba esto justo en la semana del Black Friday no es casualidad, aunque tú lo estarás recibiendo el Cyber Monday (el mismo rollo).
No veo mal aprovechar las ofertas si ya tenías una lista de cosas que necesitabas o tenías pensado hacer tus compras navideñas.
Para mí, un estilo de vida minimalista debe adaptarse a nuestros valores y al tipo de persona que quieres ser. Si coleccionar figuritas te hace extremadamente feliz y eso define el tipo de vida que quieres llevar, ¿quién voy a ser yo para juzgarte?
Ahora bien…
¿Cuánto necesitas?
Hay muchas trampas verbales en eso de “para mí es importante” o “necesito esto para estar bien”. Y no hablo exclusivamente de posesiones materiales, porque podemos decirnos eso con:
Yo necesito saber qué voy a hacer en cada día de la semana.
Necesito tener mi futuro muy bien atado.
Para mí es importante ver mi cuerpo en forma.
Necesito que me cuentes dónde estás y qué haces para que no me preocupe.
Mi vida sería mucho mejor si me comprara este coche tan caro.
Necesito una pareja y construir una familia.
Tengo que tener algo de fondo para concentrarme.
Sólo puedo dormirme con la tele encendida.
Necesito café para funcionar por las mañanas.
…
Cuánto mantener y eliminar depende exclusivamente de ti, pero cuantas más cosas “necesites”, menos libre serás. Y creo que deberíamos pararnos un poco a observar(nos) para experimentar lo que significa atarnos a ciertas necesidades.
La identidad como esclavitud
Yo siento dependencia hacia el café, pero de momento los beneficios superan los inconvenientes y por eso sigo tomándome uno por la mañana.
Hace unos meses me propuse dejarlo para ver qué pasaba y en principio todo bien, pero había algo que echaba de menos. Mi ritual.
Todas me pongo a moler café en un molinillo manual. Luego, caliento el agua en la parte de abajo de la cafetera italiana. Cuando hierve, termino de montarla con el café recién molido dentro. Espero a que el café salga por la parte de arriba y apago el fuego para observar cómo sale despacito. Cuando alcanza una tercera parte, cierro la tapa para que no se líe en la cocina (me ha pasado). Luego, me tomo el café tranquilamente.
Esto es lo menos eficiente que puedes echarte a la cara y quien me conoce sabe que suelo buscar la optimización del tiempo de forma habitual. Es más, estoy pensando si incluir una pequeña sección de automatizaciones en el programa de productividad consciente, aunque sean cosas súper básicas.
No obstante, en un mundo de rapidez y eficiencia, de poca tolerancia a la impaciencia, creo que es necesario aprender a esperar y recorrer los entresijos del tiempo y de la vida.
Menos es más, también en forma de palabras
Tú y tus pensamientos, tus pensamientos y tú. Tu reflexión y tu análisis pueden ser estupendos, elocuentes y hasta poéticos. Pero, ¿son necesarios?
Ojo que me gusta la filosofía y me encanta pararnos un poquito a mirar qué pasa. Pero no siempre hace falta rellenar todos los recovecos de la ignorancia y, a veces, podemos vernos describiendo lo mismo de formas diferentes. ¿Para qué? ¿Para sentir control?
¿Y si dejamos un vacío en las explicaciones? ¿Y si aprendemos a identificar nuestros pensamientos y los dejamos reposar en nuestra mente mientras nos tomamos el café?
No digo que lo hagas siempre, pero pongamos en duda también si hace falta rellenar todos los huecos con palabras. Incluso cuando estamos en compañía podríamos disfrutar de más silencios.
Os escribe una persona que tiende a hablar y que adora a las personas que hablan o escriben con soltura y gran riqueza de palabras. PERO, entre los silencios ocurren muchas cosas. Entre los silencios hay mucho que vivir y lo mismo necesitamos más de eso.
Y aquí el episodio
No te quedes sin tu plaza
En la edición anterior te conté que lanzaba este programa con mucha ilusión, pues ya hay gente apuntándose. Recuerda que cuando lleguemos a 15 plazas o al 31 de diciembre, cerraré las inscripciones.
Sea como sea, he hecho esta pequeña landing page para que tengas más información