Desde que tengo recuerdos he tenido muchos comportamientos introvertidos. Prefiero llamarlos así antes que etiquetarme globalmente como un tipo introvertido, ya sabes que no me gustan las etiquetas. Además, en determinados momentos podrías etiquetarme como una persona muy muy sociable. Incluso histriónica si vienes a algún evento de Psicoflix y me pongo a hacer magia en grupo (tengo que estar muy cómodo para esto).
¿Por qué te cuento esto? Porque también he tenido el discurso de “es que me gusta estar solo con mis cosas” y cuando lo ponemos en contexto te das cuenta de que, tal vez, podría ser una estrategia de evitación al mundo exterior.
Las paradojas de nuestra (individual y colectiva) historia
Estoy viendo una serie que se llama “Para toda la humanidad" que plantea un mundo alternativo para la carrera espacial. Y, además de todo lo que me pueda gustar, me suscita reflexiones sobre el avance global.
En la serie tienes a un montón de especialistas haciendo cosas en solitario que luego se ensamblan en un proyecto común.
Por suerte no pasa lo que viene aquí:
La cuestión es que para poder llegar a ser especialista en algo, necesitas estudiar en solitario, necesitas alejarte del mundo en algunas ocasiones.
Hacemos retiros en silencios, nos ponemos a meditar cada mañana y todo con el discurso de “así reconecto conmigo”. Pero mucho de lo que sientes tiene que ver con la gente, ¿cómo vas a relacionarte con esas emociones en solitario?
Un mundo peligroso y bonito
¿Es el mundo igual a la gente? Porque cuando escucho a alguien decir algo como “el mundo es una mierda”, se refiere, normalmente, a la gente.
La mayor cantidad de emociones agradables y desagradables vienen de las relaciones con los demás. También la mayor parte de los problemas psicológicos tienen que ver con el sufrimiento inter-relacional.
Súmale a todo esto la provincialidad que cada vez vivimos más. Una provincialidad que se traduce en racismo y xenofobia la mayoría de las veces.
Citando a Carl Saggan, tenemos a un montón de personas que, simplemente por haber llegado antes, se creen con el derecho a quejarse de las personas que llegan después.
Si todos remamos juntos
Si todos nos ponemos de acuerdo, somos capaces de curar enfermedades, ir a la luna y llorar a la vez con otra persona que está a 3000km de distancia utilizando WhatsApp.
Pero también somos capaces de declarar guerras, asesinar y robar…
Es natural que muchas personas vivan el mundo como un sitio lleno de amenazas. Yo no lo pasé bien cuando era niño en el colegio y soy consciente de que eso me ha hecho actuar como actúo.
No pasa nada si necesitas tu espacio para estar tranquila o tranquilo, pero recuerda que las relaciones son importantes. En calidad, no en cantidad…
Seremos animales sociales toda la vida, no lo olvides.
Y los animales viven en la naturaleza
Que tampoco se nos olvide. Esto nos lo escribo a ti y a mí.
Porque aunque disfrute mucho del ocio digital, del cine, de la literatura y de cocinar, lo que sentí el fin de semana pasado en mitad del agua del mar no puede compararse.
Lo que sentimos cuando estamos conectados con la naturaleza (no abrazando árboles necesariamente) es otra cosa muy diferente a lo que sentimos viendo una buena película.
Lo que sentimos comiendo una sandía en la playa es tan primario y gratificante que no puede compararse con hacerlo en un restaurante con cuchillo y tenedor.
Y si te has visto con reparos a la hora de comer como un cerdo o una cerda en la playa, tal vez tenga más que ver con ciertas reglas impuestas que con lo que realmente ocurre en contacto directo con la experiencia.
No seamos refinados y refinadas por naturaleza, empecemos a actuar con flexibilidad hacia la experiencia. Está bien simplemente sentir lo más primario de vez en cuando, también con otras personas…
El episodio de esta semana
Por si no me escuchaste:
Recomendaciones
Hoy te alejo de la psicología y te acerco a la fruta. ¿Sabes cómo elegir una buena sandía?
Lo primero que necesitas comprobar es que pese lo suficiente. Así te asegurarás que no esté seca.
La cáscara debe ser oscura, sin golpes y sin manchas blancas.
Escucha el ruido que hace la sandía al golpearla. Debe sonar hueca.
Busca una mancha de color amarilla en la base, eso es señal de que ha estado el tiempo suficiente madurando al sol.
Ahora siéntate a disfrutar del sabor de la forma más sencilla y plena posible.
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