En el continuo baile de construir hábitos, un solo paso en falso puede llevarte a un ritmo completamente diferente al deseado. Piensa en el típico ejemplo de una persona exfumadora que decide fumarse un cigarro un día porque tiene bastante estrés… Las probabilidades de recaer son altas, ¿verdad?
Pero, a la vez, vivir constantemente siguiendo reglas rígidas puede ser agotador, contraproducente y poco autocompasivo. ¿Cuál es el límite? ¿Está bien eso de comer hiperprocesados los fines de semana pero vivir a lo Carlos Ríos entre semana?
Excepciones atractivas
Cuando establecemos una norma, es como si dibujáramos una línea en la arena de nuestra mente. Esta línea marca el territorio de lo que deseamos ser: más saludables, más productivos, más conscientes. Pero, ¿qué sucede cuando esa línea se cruza? La primera vez que haces una excepción, es como si esa línea se desvaneciera un poco. Y esto no es siempre malo, pero cuidado.
Mi pareja y yo hemos decidido no subir más al perro a la cama porque se mueve mucho y no nos deja descansar. Además, no se sube desde el principio de la noche, sino que viene de madrugada a llorarnos para que lo subamos.
Ya hemos hablado esto muchas veces y siempre acabamos acabo cediendo ante alguna excepción del tipo:
”Bueno, es que es fin de semana.”
“Que se suba cuando te hayas ido al trabajo.”
“No pasa nada si se sube cuando nos vamos a levantar ya.”
Todas estas excusas abren la puerta a la norma, igual que tú cuando dijiste que no volverías a escribirle a tu ex…
La excepción o las excusas es una trampa perfecta para aligerar las tensiones de no hacer algo. Reduce la disonancia cognitiva o el malestar que tenemos cuando estamos actuando en contra de un principio o una norma que nos habíamos establecido.
Si me digo que tengo controlada la situación y que ya soy lo suficientemente fuerte como para que lo que me diga mi ex no me afecte, probablemente sea más fácil que acabe abriendo las puertas.
Si me digo que seguro que no voy a volver a fumar más después de este cigarro, seguramente pueda fumármelo con toda la calma del mundo.
Si me digo que a partir de mañana ya enseñamos a Milú a no llorar para subirse a la cama, puede que hoy vuelva a enseñarle que cada vez que llora lo subo a la cama…
El otro lado de la moneda: la rigidez
¿Y si esta excepción es de verdad una excepción? Los eventos excepcionales facilitan excusas excepcionales. Por eso tanta gente volvió con sus ex en el confinamiento.
Con esto no quiero decir que las segundas oportunidades no salgan bien, ni mucho menos. Hay parejas que tienen inicios reguleros, pero terminan con una relación bastante estable. Ya no me meto en cuánto debes aguantar…
Dejando a un lado lo de las relaciones, fíjate en tu propio comportamiento y en todas aquellas normas que has podido construir.
Para mí fue un verdadero reto no hacer deporte cuando tenía que descansar por miedo a perder el hábito. Y seguro que conocerás a muchas personas que han pasado por lo mismo.
A veces le cogemos mucho miedo a las consecuencias de romper nuestras propias normas porque asociamos muchos de nuestros “éxitos” a esas normas. Pero puede que esos éxitos tampoco se deban a mantener esas normas bajo cualquier condición.
“Yo es que ya prefiero no hacer planes entre semana porque me desajustan mucho.”
¿Y si ese plan de verdad es una oportunidad única? ¿Y si necesitas descansar? ¿Qué va a pasar porque no le hagas caso a Carlos Ríos y te comas esa tarta de queso?
¿Cuántas veces has escuchado (o te has dicho) "nunca más voy a..." y luego te encuentras haciendo exactamente eso? La rigidez puede llevarnos a un ciclo de culpa y fracaso.
El baile de la autoconsciencia
Al final, para construir cualquier hábito y decidir qué es una excepción puntual, necesitaremos mucha autoconsciencia y experimentación. Tendremos que evitar los cambios extremos motivados por impulsos y buscar el cambio consciente.
No hay un manual de instrucciones sobre cómo llevar tu vida y está claro que hay muchas formas de ser feliz, pero tendrás que encontrar la que te haga sentir más coherente.
Establecer hábitos es arte y ciencia; un proceso de dar y recibir con uno mismo. La próxima vez que te enfrentes a la tentación de hacer una excepción, pregúntate: ¿es este un paso en el baile que quiero seguir bailando o es hora de cambiar la música?
Tal vez debas incluir las excepciones en tu coreografía, pero excepciones conscientes y coherentes con el tipo de persona que quieres ser.
Así que, mientras construyes tus hábitos, recuerda que la norma no es tu enemigo, ni la excepción tu caída. Son maestros en el arte de conocerte y evolucionar. Baila con ellos, aprende sus pasos y encuentra tu ritmo. Porque al final, la vida no se trata de seguir una coreografía perfecta, sino de estar presente en cada movimiento.
Desde luego, ver la siguiente publicación me hizo cambiar un poco mis ideas sobre lo del perro en la cama.
Y por eso esta mañana pude hacerle esta foto a Milú.
Le he dicho a mi pareja que utilizaré todos mis poderes de psicólogo para entrenarlo, y que suba únicamente cuando lo llamemos. Le he prometido que extinguiré esa conducta de llorar en mitad de la noche. Deseadme suerte. ¿Será esto una excusa más o un cambio permanente?
Y aquí el episodio
Espero que te guste. :)
¿Me ayudas?
Le estoy dando una vuelta a organizar algún tipo de formación, no sé si online o presencial en Marbella. Mi intención es la de crear grupos de productividad consciente y que esto os sirva para alcanzar vuestros objetivos de una forma coherente y autocompasiva.
"Así que, mientras construyes tus hábitos, recuerda que la norma no es tu enemigo, ni la excepción tu caída. Son maestros en el arte de conocerte y evolucionar. Baila con ellos, aprende sus pasos y encuentra tu ritmo. Porque al final, la vida no se trata de seguir una coreografía perfecta, sino de estar presente en cada movimiento"
🙄🤩🤩 Uffff, brillante metáfora. Esta me va a ayudar muchas veces🌟🌟💃💃💃💃