¿Puede salir tu mente a jugar?
No va a estar todo el día ahí liada, apagando fuegos, ¿verdad?
Ayer me recomendaron un libro escrito por John Cleese (uno de los guionistas de Monty Python) que habla sobre la creatividad tal y como su nombre indica:
Disfruto leyendo este tipo de libros que, aunque se alejan de lo que suelo leer habitualmente en el ámbito científico, tienden a llegar a conclusiones muy similares a las de algunos modelos teóricos en psicología.
En este caso, el libro trata sobre la creatividad y sobre ciertos procesos que la mente lleva a cabo en segundo plano. ¿Conoces esa sensación de irte a la cama con un problema y despertarte con una posible solución? Seguro que más de uno y más de una reconoce esa experiencia.
La cuestión es que, por ahora, no podemos saber con certeza qué ocurre en esos momentos. Nadie sabe realmente por qué pasa lo que pasa en nuestra cabeza.
Lo que sí sabemos es que necesitamos darle aire a nuestra mente para que siga funcionando. Y que, a veces, no va a funcionar como esperamos, por mucho que la cuidemos.
Cerebro tortuga
Diría que este es el concepto que más desarrolla el libro, y que guarda mucho parecido con el pensamiento lento de Daniel Kahneman, aunque con algunos matices más orientados a la creatividad.
El "cerebro tortuga" se refiere a un enfoque mucho más pausado a la hora de buscar soluciones. Es decir, que si tienes que resolver un problema, te des tiempo suficiente para hacerlo, sin la presión inmediata de encontrar ya una respuesta.
Una idea que me parece especialmente interesante es la de posponer ciertas decisiones hasta que se acerque algún tipo de fecha límite.
Y ojo👀 con esto, porque no se trata de evitar el problema, sino de permitirte acercarte a él sin la urgencia de decidir de forma precipitada. Te pongo un ejemplo más claro:
Imagina que estás organizando un evento y quieres incluir alguna dinámica grupal o juego. Tal vez el evento sea dentro de cuatro meses, pero sería interesante haber tomado la decisión un par de meses antes, por si necesitas tiempo para prepararlo. Así que tienes un total de dos meses para decidirte. No tienes por qué hacerlo ahora y, de hecho, eso del cerebro tortuga te invita precisamente a no hacerlo aún, pero sí a reservar un tiempo concreto en el que te permitas jugar con tus ideas y propuestas.
Lo que propone John Cleese podría parecer, a primera vista, una idea muy subjetiva y poco respaldada por la ciencia. Pero me puse a investigar y encontré estudios que lo apoyan. Por ejemplo, el de Teresa Amabile, quien observó que, en los días con mayor presión, las personas son un 45% menos propensas a pensar de forma creativa.
Tal y como dice ella:
"When creativity is under the gun, it usually gets killed." — Teresa Amabile
Design Thinking y la mente jugando
El Design Thinking es una metodología que suele utilizarse más en el mundo de los negocios, pero que tiene una aplicabilidad bastante amplia en otros ámbitos, como la educación, la salud o incluso la política.
La idea consiste en divagar libremente, generar un sinfín de posibilidades, prototipar posibles soluciones… hasta que, al final, eliges algo que realmente te convence.

Me gusta pensar en este proceso como cuando te sueltan un montón de piezas de LEGO y te dicen: “venga, dale caña”. Y tú te pones a juguetear, probando, combinando, viendo posibilidades... hasta que, casi sin darte cuenta, aparece un diseño en tu cabeza que poco a poco va cobrando forma con las piezas.
La mente también incuba (pero no huevos)
Los procesos creativos a menudo se benefician de una fase de incubación, es decir, un período en el que nos alejamos a propósito de un problema tras empezarlo.
Esta pausa permite que la mente trabaje en “segundo plano”. Una revisión meta-analítica de 52 estudios dice que la incubación en la resolución de problemas suele ser beneficiosa. Sobre todo si hablamos de problemas que requieren de cierta creatividad.
Y si quieres ir un poco más allá, el estudio también demostró que los descansos activos son todavía mejores que el reposo absoluto.
Mejor irse a caminar que tumbarse a mirar el techo, aunque ojito 👀, que lo del techo tampoco está mal. Pero lo que sí debes evitar, es acabar entretenido o entretenida con TikTok.
Para ponértelo fácil te doy algunos ejemplos aquí.
✅ Buenos descansos activos:
Paseo sin móvil.
Estiramientos en estilo libre (una rutina excesivamente estructurada podría restringir demasiado tu mente).
Escribir o dibujar sin un objetivo claro.
❎ Malos descansos
Consumir RRSS.
Ponerte a contestar correos o hablar por WhatsApps.
Series o videojuegos que atrapen tu atención.
Todo o nada de lo que te recomiendo arriba puede servirte. Lo importante es que juegues tú con tus posibilidades y tu experiencia te diga lo que más te conviene.