Tengo que reconocerte algo, estas 6 semanas donde he recorrido los diferentes procesos de ACT me he restringido de hablar de otras cosas que me apetecían. En algún momento ha sido “bastante” duro porque mi mente no dejaba de generar muchas otras cosas que quería contarte.
Este ejercicio de “restringirme” me parece bastante útil para personas que, como yo, tendemos a irnos por las ramas jugueteando con nuestros pensamientos.
Me estoy leyendo el libro “Building a Second Brain” de Tiago Forte, aquí tienes un enlace a Amazon por si te apetece tenerlo. Está en inglés y creo que por eso aún no se le se conoce mucho.
No voy a hablarte del libro en sí porque todavía no lo he acabado y necesito madurar algunas cosas, pero decidí empezarlo porque últimamente estoy leyendo bastante y siento que me vienen reflexiones muy interesantes que se disipan como las nubes.
Por eso hoy te voy a hablar un poquito sobre la relación que mantenemos con nuestras reflexiones y deseos, para ver si siempre es útil o no hacerles caso.
No todo vale
Para mí es paradójico leer este libro de Tiago Forte porque justamente decidí hace unos meses ser más restrictivo en cuanto a todas las cosas que quería hacer y mantener en mi vida. Aceptar tus propios límites es un trabajo constante y que te recomiendo hacer si sueles abarcar más de lo que puedes.
¿Por qué elijo leer un libro que, en teoría, te ayuda a retenerlo todo? Bueno, pues porque buscaba algún sistema que me permitiera ordenar un poco más las ideas que tengo para darles algo más de coherencia. Y ya sabes lo que digo:
Busca la coherencia hagas lo que hagas.
Me ha sorprendido que una de las principales reflexiones que hace el libro, sea la de elegir con cuidado qué guardamos y qué no. No sucumbiendo al diógenes de la información y de los deseos o tareas pendientes.
Estoy separando las reflexiones de los deseos o tareas, porque nuestra relación con ambos tipos de pensamientos son diferentes.
Las flexiones giran alrededor de la vida que puedes observar desde tu punto de vista y tendrán que ver con los subtítulos que le pones a tu historia. Creo que todos y todas hacemos reflexiones sobre diferentes cosas:
La política en tu país y en el mundo
Tu relación con los demás
Opiniones sobre la gente y sus dinámicas
La mejor salsa para las hamburguesas
Etc.
Y los deseos o tareas los vamos a categorizar en todas aquellas acciones que te gustaría realizar en un futuro:
Votar a otro partido en las próximas elecciones
Decirle a alguien lo que piensas
Romper el vínculo con alguna persona
Comprar los ingredientes para hacer una salsa de hamburguesas
Etc.
No todas las reflexiones invitan a acciones, aunque en mi consulta suelo intentar que lo hagan; primero, para aprender a romper algunas reglas y segundo, para provocar cambios reales en nuestra vida.
Pero, independientemente de que tengamos que aprender a vivir desde la experiencia, será útil que nos cuestionemos si es útil o no hacerle caso a muchos de esos pensamientos.
Yo me voy a sentir más coherente reflexionando sobre la mejor salsa de hamburguesas que juzgando lo mal que vota la gente en mi país. Lo de las hamburguesas resuena más conmigo que lo de juzgar a la gente.
Pero también me voy a sentir más coherente en este momento de mi vida si elijo planificar más actividades con familia y amigos que por trabajo (el año pasado hice demasiados viajes de trabajo).
No eliges los pensamientos que te vienen a tu mente
Pero sí puedes decidir qué hacer con ellos.
A tu mente van a seguir viniendo reflexiones y deseos que probablemente no resuenen con el tipo de persona que quieres ser.
De hecho, te invito a buscar un momento reciente de tu vida donde estuvieras enfadado o enfadada y que eso te invitara a tener reflexiones que para nada resuenan contigo de forma habitual.
Por ejemplo, cuando alguien se enfada con su pareja, puede llegar a tener pensamientos muy injustos hacia él o hacia ella, y si los alimentamos en exceso, podríamos tener un problema donde no lo hay. Incluso podríamos concluir que debemos dejar la relación.
Con esto no digo que tengas que obviar las cosas que te enfadan de tu pareja ni que tengas que aguantarlo todo, pero desde ciertas emociones es normal que pensemos cosas que realmente no conectan con lo que generalmente sentimos.
Esto quiere decir que puede que a lo largo de tu vida tengas muchas reflexiones y deseos geniales, pero que no por ello deberías hacerles caso. El problema es que no siempre sabemos qué es útil y qué no. ¿Qué hacemos entonces?
Escribe
Si en consulta soy tan pensado con los registros no es sólo porque la memoria falle y luego acabemos hablando de lo que crees recordar. Si no porque escribir te ayuda a tomar consciencia y a ver tus pensamientos desde diferentes perspectivas.
En mi caso, por ejemplo, suelo mandarme correos hacia mí mismo con la app Note To Self Mail y por las mañanas tengo mi ratito para reflexionar sobre lo que tiene sentido para mí y lo que no.
Tu yo con enfado piensa diferente de tu yo con calma y por eso puede ser útil que escribas para observarte desde diferentes emociones. Así podrás construir una nueva consciencia de la volatilidad de tu mente y de tus pensamientos.
Es como cuando ves un time lapse de una zona a lo largo de un año completo y descubres todo lo que cambia:
A la vez, también te servirá para conectar ideas entre sí y darte cuenta de algo que lo mismo estaba oculto en tu ritmo habitual de vida.
Y ahí ya sí que pueden aparecer trabajos y relaciones que dejar, nuevos hábitos que construir y, en general, grandes decisiones que tomar. Pero de esto hablaremos próximamente…
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