El otro día les comentaba a mis compañeros de Psicoflix que, por mucho que uno disfrute de sus proyectos y del "negocio", la palabra en latín no deja de significar "no ocio". Si consideramos que la palabra “ocio” significa “tiempo libre”, estamos hablando aquí de la negación del tiempo libre por voluntad propia.
Y esto me hizo disparar una reflexión que llevo teniendo un tiempo cuando trabajo con emprendedores y emprendedoras.
Pero antes de empezar, y como la temática de hoy va a ser un poco diferente, te pregunto:
Afán por la libertad
Ya son muchos años relacionándome con emprendedores, tanto en consulta como fuera de ella. Esto ha ido aumentando en los últimos años, y no sé bien si es porque, sin haberlo buscado demasiado, he acabado especializándome en este nicho, o porque cada vez más personas deciden emprender.
Personalmente, me dan alergia todos esos contenidos que promueven una visión del emprendimiento demasiado naif. Esos que te dicen que "si quieres, puedes" y demás, ya sabes...
Sin embargo, es cierto que estos mensajes apuntan a una herida común que observo en muchas personas que se embarcan en esta aventura: el deseo de ser libres.
O, si lo miro desde mi terreno, el miedo a la pérdida de la libertad.
Vaya, vaya... aquí aparece un miedo fundamental. Uno de esos que se acercan peligrosamente a los grandes males (los big ones, para quienes entienden).
Es simplista afirmar que cualquier persona que emprende lo hace para sentirse libre, pero puedo asegurarte que muchas de las personas con las que hablo tienden a decirme cosas como que:
Llevan muy mal las reglas impuestas por otros.
Se asustan ante el compromiso.
Tienden a abarcar demasiadas cosas.
Rinden muy bien por picos, pero les cuesta centrarse en una rutina.
A primera vista, y sin un análisis más profundo, podríamos pensar que estas conductas están diseñadas para evitar la desagradable sensación de "sentirse atrapado". Por supuesto, no quiero que tomes mis palabras al pie de la letra; siempre hay que profundizar. Pero permíteme jugar un poco con esta idea.
La paradoja de la jalua
La del carcelero ya estaba cogida y por eso me he inventado esta. A ver qué te parece:
Los emprendedores que tanto afán tienen por ser libres con sus propios proyectos y aspiraciones, acaban montando jaulas autocomplacientes que les niegan el tiempo libre.
Luchando por ser libre de hacer lo que quieres, acabas bajo la peor de las prisiones. Una que se va dibujando en tu vida casi sin que te des cuenta, una que se disfraza de autojustificaciones hiperproductivas.
Que algo te apasione, no quiere decir que tenga que inundar toda tu vida. Porque mucha de estas pasiones llevan peajes en forma de compromisos. A veces nos vemos cegados por lo atractivo de una idea, pero omitimos o infravaloramos el sacrificio en tiempo, dinero o energía que supone llevarla a cabo.
(He visto a nómadas digitales sentirse presos de sus propios proyectos).
Y no es sólo eso, cuando conseguimos liberar nuestras agendas, la mente empieza a alterarse y siente la necesidad de rellenar esos huecos con más cosas que hacer.
Aquí es donde suelo recomendar tanto el libro de 4000 semanas de Oliver Burkerman, porque muchas veces el miedo a la muerte también nos hace machacar demasiado nuestra vida, pero de eso ya volveré a hablar en otro momento.
El ocio es tu medicina
Aristóteles era un tipo más listo que yo que ya te animaba a tener ocio, que, según él, era la única forma de alcanzar la plenitud.
Eso sí, un ocio diferente al que puedes tener cuando adquieres una posición horizontal mientras consumes tiktoks como si te estuvieran obligando los chinos.
Estamos hablando de un ocio dedicado a la filosofía, la contemplación y que, de alguna manera, nos nutra. Bastante lejos del consumo sin consciencia de Netflix.
No quiero ir alardeando de superioridad moral, cada cual verá dónde puede sentirse más pleno. Yo también comparto cierto miedo a la pérdida de libertad, de hecho creo que cuando peor lo he pasado ha sido en momentos donde sentía que mi contexto me asfixiaba.
La paradoja de esto, como ya decía antes, es que, a veces por tratar de no sentirnos atrapados, dejamos de cultivar espacios donde sí que podemos conectar con sensaciones de libertad muy profundas.
Mi objetivo de hoy era el de animaros a dejar de comprometer vuestro tiempo como si fuera infinito, porque hay más formas de conectar con esa sensación de libertad.
En el podcast te amplío un poco más esta idea y te cuento un poco más mi experiencia personal.
Escucha este episodio con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Aterrizaje de Emergencia para escuchar este post y obtener 7 días de acceso gratis a los archivos de posts completos.