Antes de empezar…
Cuando hablamos de valores, es frecuente confundirlos con áreas vitales (como la familia, el trabajo, la pareja…) o con objetivos muy trascendentales. Pero no es así. Una vida valiosa se cultiva día a día, pase lo que pase y te sientas como te sientas.
Seguramente piensas: "Pero hay días de mierda que no podrán ser jamás valiosos". Eso es porque confundes valioso con feliz. Si lees El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl, descubrirás cómo relata una experiencia profundamente desgarradora y, aun así, logra encontrar propósito en medio de la adversidad. Propósito que no bienestar ni satisfacción superficial.
Tanto hacerte un café como cuidar a un ser querido pueden ser acciones valiosas si se realizan con coherencia y consciencia.
Cada momento cuenta
Por eso hago tanto énfasis en lo trivial, en el día a día, en la rutina. No porque quiera que diseñes una rutina perfecta ni mucho menos, sino porque espero que reflexiones sobre cómo te mueves en el momento presente.
Es en el aquí y el ahora donde puedes actuar según tus valores. Piensa en el propósito de tu próximo movimiento. Pregúntate: ¿para qué haces lo que haces?
¿Para qué estoy escribiendo esta edición?
Ahora mismo, podría estar escribiendo esto de cualquier manera, incluso pidiéndole a ChatGPT que lo haga por mí. Pero eso me alejaría de un valor que ya he mencionado antes: "construir conscientemente".
Tampoco sería valioso escribir esto con prisas o con una mala postura.
No tendría sentido hacerlo mientras sacrifico un momento de calidad con mi pareja. Por eso evito con todas mis fuerzas escribir los sábados… aunque no siempre lo haya conseguido. :(
Porque, a veces, no somos capaces de cumplir nuestras expectativas sobre lo que significa actuar de acuerdo con nuestros valores. Pero no es porque la conducta en sí sea difícil de alcanzar, sino porque no aceptamos los límites de la vida.
Cada movimiento cuenta
Volviendo al principio de esta edición: podemos caer en la trampa de "no sentirnos lo suficientemente alineados con nuestros valores" por haber alimentado expectativas absurdas sobre cómo deberíamos actuar.
Un valor es apetitivo, es decir, simplemente te apetece hacerlo. Y punto. Sin más consecuencias. El mero hecho de hacerlo ya es suficiente.
A mí me atrae la idea de construir conscientemente y, cuando lo hago, experimento eso que los analistas de conducta más experimentados llaman "gustito".
Pero no es un gustito superficial, sino uno más profundo, que conecta con esa columna vertebral que ha guiado toda mi historia de aprendizaje.
Ese clic que uno siente sucede en pleno movimiento, y por eso es tan difícil esclarecer valores desde un análisis puramente intelectual.
Cuando esclarecemos valores, es como si estuviéramos dando vueltas por el campo con una brújula que marca el norte. Cuando la flechita apunta a la N, es cuando experimentas ese "gustito".
Sé que muchas personas sienten que ni siquiera tienen la N dibujada. Pero de eso te hablaré en el podcast privado… sobre esclarecer valores. Si quieres escucharlo y aún no te has suscrito, desde aquí puedes hacerlo:
Próximo curso
He estado posponiendo esto durante bastante tiempo, pero creo que ya es momento de ponerle fecha.
Me apetece organizar una pequeña formación sobre valores, y probablemente la lance a comienzos del próximo año, ese momento en el que solemos reflexionar sobre cómo van las cosas.
Será un curso breve, de no más de tres horas, diseñado para ser accesible a todo el mundo. Pero tengo algunas dudas con la temática, ¿me ayudas?
Escucha este episodio con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Aterrizaje de Emergencia para escuchar este post y obtener 7 días de acceso gratis a los archivos de posts completos.