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La revisión de tus errores
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La revisión de tus errores

Lo de comer techo a las 5:00 am
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Prometo que mi intención era hablar de la aceptación esta semana, pero compartí un video en Threads el otro día con el siguiente mensaje:

El vídeo en cuestión:

Y como esto del “revisionado” aparece bastante en consulta, he pensado que os podría gustar que procrastinara (de nuevo) la edición de la aceptación. 😇

Bueno, también es cierto que el proceso de aceptación va a estar muy presente en esta edición. ¡Here we go!


¿Por qué tu mente te hace repasar tus errores a las 3 de la mañana?

Observemos, como siempre, el contexto. Al meterte en la cama por la noche, te encuentras en un entorno con escasa estimulación (pocas distracciones), lo que hace que tu mente cobre mayor protagonismo. Además, si durante el día has experimentado alguna situación estresante, es normal que el recuerdo de esta persista.

Si encima te estás metiendo en la cama con cierta ansiedad, lo más probable es que tu mente esté centrifugando pensamientos. Es cuestión de (mala) suerte que en algún momento aparezca uno de esos recuerdos que te hacen daño.

El recuerdo en sí mismo puede ser doloroso, pero se añade una resistencia que intensifica ese sufrimiento.

Esa resistencia coge la forma de “lo que podrías haber hecho y no hiciste”.

Y entonces puede empezar un círculo vicioso del tipo:

🔃Situación incómoda → Ansiedad → Posible solución → Impotencia/culpa por no haberla implementado 🔃

Y después de eso vuelta a empezar.

La rumia coge esa función de lucha o resistencia ante algo que aún no aceptas. ¿Ves cómo íbamos a acabar hablando de la aceptación?


La revisión como estrategia de evitación

Esto de tener mente y poder imaginar está muy guay cuando te pones creativo o creativa haciendo arte o jugando a algo. Que, por cierto, si te gustan los juegos de rol, deberías apuntarte a la newsletter de mi amigo Sven.

El problema viene cuando esa accesibilidad al pasado se nos va de las manos y tendemos a meternos demasiado en esos pensamientos. Porque a medida que vamos repasando todo lo que hicimos con la información que ahora tenemos nos daremos cuenta de todo lo que NO hicimos.

A priori, podría ser una estrategia útil si sacamos ideas que pudieran implementarse en el presente. Te pongo un ejemplo personal:

Cuando empecé a coger mi moto, observaba cómo el resto de motorista tendían a adelantarse en los semáforos entre los coches. Me habían dicho que esto no solo era beneficioso para mí, sino también para descongestionar los atascos. Así que, allí que iba.

El problema es que en una de estas, acabé rozando con el retrovisor a otra moto. Uno de mis mayores miedos, probablemente, recordemos que a mí esto del conflicto no me sienta muy bien.

No pasó nada, pero el motorista me miró mal. Y eso fue suficiente para disparar mi mente y que se pusiera así:

“¿Por qué cojones te has metido ahí? Si sabías que no ibas a caber. Te pasa por lanzarte de forma temeraria (?).”

Todo esto mientras me vienen flashes de la mirada del otro motorista y de la situación en general.

Hay experiencias que son como un golpe en la rodilla y tardan un tiempo de “desaparecer” de tu memoria. Pero, a diferencia de estos golpes, la rumia (darle vueltas a las cosas) puede mantener el problema.


De picores va la cosa

Imagina que se te irrita la piel o que te pica un mosquito. Inmediatamente, corres a rascarte y eso solucionará el problema a cortísimo plazo. Las células de la piel liberan histamina que ayuda a calmar ese picor. El problema es que eso puede enrojecerte más la piel y empeorar la situación. ¿Qué vas a hacer?

Esta es una metáfora clásica creada por Steven C. Hayes que nos habla de la aceptación y de cómo la lucha puede mantener el problema (lo dicho, al final estamos hablando mucho de aceptación).

Cuando vivimos un evento “traumático” de esos que nos disparan emociones, tenderemos de forma natural a observarlo y machacarlo. No sabemos hacer otra cosa. Por ahora…

Aceptar el pasado no significa conformarse, no te equivoques. De hecho, voy a acabar mi historieta de la moto:

Cuando me di cuenta de cómo de enganchado estaba con mi mente, traté de dar un paso atrás y sacar un aprendizaje de eso. No volvería a adelantar el tráfico de esa forma y solamente lo haría cuando viera espacio suficiente y/o mejorara mis habilidades como motorista.

Me gusta detectar “aprendizajes accionables”, porque me ayuda a centrarme en el presente y en tomar acción en el futuro si es necesario. Pero tampoco huyo del dolor del error, porque me ayuda a aprender si es necesario.

Aun así, hablamos de ese dolor limpio, no del dolor sucio que viene en forma de culpa e impotencia. Estas dos emociones aparecen en el intento de cambio de algo tan inmutable como es la emoción condicionada a ese pasado. Exacto, lo que no aceptamos es la emoción que sentimos cuando uno de estos recuerdos vienen a nuestra mente.

Cuando hablamos del pasado, hablamos de la representación mental del pasado. Es decir, de tus experiencias internas. Hablamos de tus pensamientos y emociones, es eso lo que tratamos de aceptar.


¿Qué hacemos entonces?

Depende de cada caso, pero voy a darte algunas pautas que podrían ayudarte si ves que tiendes a darle demasiado a rebobinar.

Antes de empezar, tienes que saber que hay situaciones que llevan de la mano este tipo de rumia (entre otras). Por ejemplo, si estás viviendo algún tipo de situación personal estresante o ansiosa, es natural que tu mente se dispare. Te animaría a acudir a un profesional si fuera necesario.

Por otro lado, si convives en entorno donde están señalando constantemente tus errores, lo más probable es que sea como intentar secarse bajo la lluvia.

Si consideras que simplemente es un hábito instaurado, vamos con unas recomendaciones:

👀 Observa con apertura aquello que te provoca malestar. No te resistas ni trates de evitarlo, simplemente observa en tu mente cómo se da ese suceso. Deja a un lado todos tus juicios y opiniones. Recuerda que tú no eres esa persona que estás recordando, ahora tienes mucha más información y distancia.

🔎 Busca esos “aprendizajes accionables” para tenerlos en cuenta si es necesario de cara al futuro. No porque debas fantasear con haberlo hecho, sino porque me parece pragmático usar ese dolor. De esta forma también estaremos mejorando nuestra relación con dicho dolor.

🕐Si tienes dudas sobre el punto anterior, te animo a utilizar la regla de los 2 minutos. Es decir, si pasan más de 2 minutos y no sacas nada en claro, probablemente estés rumiando

🎯Recuérdate si hay algo más importante y valioso para ti en ahora en lugar de estar repasando aquel evento y trata de aterrizar en la experiencia. Puedes utilizar una técnica de grounding o Mindfulness como la que te explico a continuación:

  • Identifica 5 cosas que puedas ver: Mira a tu alrededor y concéntrate en cinco cosas que puedas ver. Pueden ser objetos en tu entorno inmediato, como un libro, una planta, o una ventana.

  • Reconoce 4 cosas que puedas tocar: Presta atención a cuatro cosas que puedes sentir con el tacto. Podrían ser la textura de tu ropa, la superficie de una mesa, la sensación del suelo bajo tus pies, o el aire tocando tu piel.

  • Escucha 3 cosas que puedas oír: Cierra los ojos si te ayuda y escucha tres sonidos a tu alrededor. Podría ser el ruido del tráfico, el canto de los pájaros, o el zumbido de un electrodoméstico.

  • Identifica 2 cosas que puedas oler: Intenta percibir dos olores diferentes. Si no puedes identificarlos inmediatamente, puedes oler algo cercano, como una taza de café o un libro.

  • Reconoce 1 cosa que puedas saborear: Por último, enfócate en un sabor. Puede ser simplemente el sabor de tu boca en ese momento.

No es para nada un tema sencillo de abordar y en muchos casos requerirá de terapia psicológica. Pero ojalá estas recomendaciones puedan ayudarte.

Muchas gracias por leerme hasta aquí y muchas gracias a toda la gente que ha actualizado su suscripción. ¡Seguimos en el podcast!

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